miércoles, 4 de marzo de 2009

En la lista de libros prohibidos del Opus Dei.

Por una de esas casualidades de la vida, me tropecé recientemente con una versión algo anticuada del índice de libros prohibidos del Opus Dei y resulta que El nombre de la rosa está incluida en la lista. Conociendo a esta gente, no me extraña lo más mínimo, claro. Eco trata indirectamente demasiados temas escabrosos de la historia de la Iglesia que no tienen más remedio que tocar una fibra sensible, sobre todo en el caso de aquellas personas poco dispuestas a tolerar opiniones discordantes con las suyas propias. Basta con presentar a miembros de la jerarquía eclesiástica como meros seres humanos, con todos sus defectos, ambiciones y luchas de poder, para que los integristas católicos consideren a una obra como clara muestra de herejía ponzoñosa. De todos modos, merece la pena echarle un somero vistazo a la lista completa, que incluye libros de la importancia de Las metamorfosis, de Apuleyo; Camino de perfección y El árbol de la ciencia, de Pío Baroja; varias obras de Balzac; El segundo sexo, de Simone de Beauvoir; unos cuantos libros de Norberto Bobbio; El Aleph, de Jorge Luis Borges; varios libros de Albert Camus y Alejo Carpentier; La Colmena, de Camilo José Cela; Erasmo de Rotterdam; Emile Durkheim, Paulo Freire, Erich Fromm, Gadamer, Gabriel García Márquez, Hermann Hesse, Heidegger, Husserl; El proceso, de Kafka; D. H. Lawrence, Maurice Merleau-Ponty; Misión de la Universidad, de Ortega y Gasset; Fortunata y Jacinta y Tristana, de Benito Pérez Galdós; Karl Popper, Rousseau, Sartre, Max Sheler, Stendhal, Teilhard de Chardin, Valle Inclán, Mario Vargas Llosa, Zola, Max Weber y hasta Ludwig Wittgenstein. Vamos, lo más granado de la cultura del siglo XX. Uno se pregunta cómo diantres serán capaces los miembros de "la Obra" de familiarizarse con cualquier disciplina del conocimiento a la luz (más bien debiera decir "sombra", obviamente) de esta lista.

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