martes, 26 de octubre de 2010

Empire.

Imperialism as we knew it may be no more, but Empire is alive and well. Michael Hardt and Antonio Negri contend that the new political order of globalization should be seen in line with our historical understanding of Empire as a universal order that accepts no boundaries or limits. Their book shows how this emerging Empire is fundamentally different from the imperialism of European dominance and capitalist expansion in previous eras. Rather, today's global Empire draws on elements of US constitutionalism, with its tradition of hybrid identities and expanding frontiers. Empire quickly became one of the most important theoretical works associated with the anti-globalization movement that was emerging at the turn of the 21st century.

Technical description:
Title: Empire.
Author: Michael Hardt & Antonio Negri.
Publisher: Harvard University Press.
Edition: first paperback edition, New York (USA), 2001.
Pages: 478 pages.
ISBN: 0-674-00671-2

jueves, 14 de octubre de 2010

El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.

Friedrich Engels tomó como base la obra del antropólogo estadounidense Lewis Morgan La sociedad antigua para desarrollar, desde una óptica marxista, una teoría acerca de la evolución histórica de la familia y su relación con la construcción de la civilización y las relaciones de poder. Engels presentó este amibicioso ensayo como "la ejecución de un testamento", pues la muerte impidió a su amigo Karl Marx exponer sus interpretaciones sobre la obra de Morgan. El libro contiene, además de un sugerente análisis sobre el origen histórico de las instituciones estudiadas desde una aplicación práctica del materialismo histórico, también interesantes reflexiones sobre el papel de los distintos sexos dentro de la familia monógama que en cierto modo prefiguran algunas de las líneas de trabajo que adoptaría el feminismo muchas décadas después.

Ficha técnica:
Título: El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.
Autor: Friedrich Engels.
Editorial: Diario Público.
Edición: primera edición de Diario Público, Madrid (España), 2010.
Páginas: 255 páginas.
ISBN: N/A

sábado, 9 de octubre de 2010

La deriva autoritaria comenzó antes de Stalin.

Para la amplia mayoría de quienes todavía se sienten identificados con el comunismo, el fracaso del socialismo real se debe más al desviacionismo estalinista que a cualquier error que pueda achacarse al marxismo-leninismo como tal. Sin embargo, si algo queda claro leyendo los primeros capítulos del libro de Carr es que la deriva autoritaria comenzó ya en vida de Lenin, por mucho que luego se consolidara durante los años de Stalin. Por ejemplo, se nos explica lo siguiente sobre el X Congreso del Partido Comunista:
El congreso adoptó una resolución especial bajo el título "Sobre la desviación sindicalista y anarquista en nuestro partido", en la que se declaraba que la difusión del programa de la Oposición Obrera [una facción interna liderada por Alexander Shliapnikov y Alexandra Kollontai] era incompatible con la pertenencia al partido, así como una resolución general "Sobre la unidad del partido". Esta pedía "la completa abolición de todo fraccionalismo"; las cuestiones en disputa podían ser discutidas por todos los miembros del partido, pero quedaba prohibida la formación de grupos con "plataformas" propias. Una vez tomada una decisión, era obligatoria su obediencia incondicional. La infracción de esta regla podía conducir a la expulsión del partido. (...) Como decía Lenin, "en una retirada la disciplina es cien veces más necesaria". Pero la concesión a la organización central del partido de lo que en la práctica era el monopolio del poder tendría consecuencias de largo alcance. En el apogeo de la guerra civil Lenin había aplaudido la "dictadura del partido", y sostenido que "la dictadura de la clase obrera se lleva a la práctica a través del partido". El corolario que extrajo el X Congreso fue la concentración de la autoridad en los órganos centrales del partido. El congreso concedió a los sindicatos cierta autonomía frente a los órganos del Estado obrero. Pero el papel que debían representar venía determinado por el monopolio de poder conferido a la organización del partido.

(E. H. Carr: La Revolución Rusa. De Lenin a Stalin. 1917-1929, p. 51).

Se trata del conocido centralismo democrático que durante tantos años caracterizó la férrea disciplina de los partidos comunistas de todo el planeta. En principio, la idea no parece tan descabellada ni autoritaria (consiste, después de todo, en permitir el debate abierto y sin cortapisas a nivel interno para, una vez adoptada una decisión, exigir la obediencia absoluta a las medidas emanadas de la organización) pero, como suele suceder en tantos otros casos, el problema está en los detalles. Cuando se construyen las bases de una organización severamente disciplinada y jerarquizada según unos principios cuasi-militaristas, la defensa formal del derecho al disenso durante el proceso de debate interno no pasa de ser precisamente eso, algo meramente formal. Las bases aprenden pronto que el precio a pagar por mostrar su desacuerdo con las decisiones de la dirección es demasiado costoso y prefieren callar ante cualquier atropello. O, lo que es lo mismo, Lenin sentó ya las bases sobre las que posteriormente se cimentaría el poder omnímodo de Stalin. Y no se trata sólo de consideraciones organizativas, sino también de actitudes. El leninismo pronto adoptó (en vida del propio Lenin) una actitud mística y religiosa hacia el marxismo, construyendo en torno a él toda una escolástica que fomentaba actitudes dogmáticas y discusiones doctrinarias en las que se descalificaba constantemente al oponente como hereje. La deriva autoritaria que después tomaría el régimen soviético no debe, pues, sorprendernos. No fueron pocos los afiliados y simpatizantes del socialismo democrático que lo vieron venir incluso en aquel entonces, negándose a formar parte de la Tercera Internacional organizada desde Moscú.

jueves, 7 de octubre de 2010

La Revolución Rusa. De Lenin a Stalin. 1917-1929.

Síntesis concisa de la monumental Historia de la Rusia Soviética, escrita por el mismo autor y publicada en cuatro grandes partes por la misma Alianza Editorial en su colección Alianza Universidad. En esta obra, el renombrado historiador E. H. Carr hace un somero repaso a los primeros años de la Revolución de Octubre, los años del comunismo de guerra, la NEP, la muerte de Lenin y el ascenso al poder de Stalin, que llevará a la consolidación definitiva del socialismo en un solo país. Magnífica introducción para cualquiera que pretenda familiarizarse con uno de los principales acontecimientos históricos del siglo XX.

Ficha técnica:
Título: La Revolución Rusa. De Lenin a Stalin. 1917-1929.
Autor: E. H. Carr.
Editorial: Alianza Editorial.
Edición: primera edición, tercera reimpresión, Madrid (España), 1988.
Páginas: 245 páginas.
ISBN: 84-206-1830-6

domingo, 12 de septiembre de 2010

Rock-Ola. Templo de la Movida.

Colección de artículos, historias y fotos de distintos autores recopilados por Antonio de Prada sobre la mítica sala Rock-Ola, auténtico templo de la Movida madrileña desde principios de la década de los ochenta hasta su clausura, en 1985. A pesar de lo cutre del lugar y su decoración, por allí pasaron las bandas más importantes de la época, tanto del extranjero (Spandau Ballet, Depeche Mode, Simple Minds, Iggy Pop, Siouxsie and the Banshees...) como de nuestro propio país (Alaska y los Pegamoides, Radio Futura, Golpes Bajos, Siniestro Total...). Asimismo, se encontraban en el local artistas que trabajaban en otros medios bien distintos (Pedro Almodóvar, El Hortelano...), por lo que aquello acabó por convertirse en la incubadora de casi toda la cultura moderna española de la década de los ochenta y buena parte de los noventa.

Ficha técnica:
Título: Rock-Ola. Templo de la Movida.
Autor: Antonio de Prada.
Editorial: Amargord.
Edición: primera edición, Madrid (España), 2010.
Páginas: 113 páginas.
ISBN: 978-84-92560-43-1

viernes, 10 de septiembre de 2010

Programming the Universe. A Quantum Computer Scientist Takes on the Cosmos.

According to the author, all interactions between particles in the universe convey not only energy but also information (in other words, not only do particles collide,but they also compute). What is the entire universe computing then? "Its own dynamical evolution", Lloyd answers. "As the computation proceeds, reality unfolds". Thus, the universe could be understood as a massive quantum computer, which would allow us to use certain mathematical rules to its own development. In reality, Lloyd's approach is not so far from the hypothesis we viewed in The Matrix series, for example. Yet, in spite of the serious implications of this approach to reality, Lloyd manages to explain it all in simple terms for the lay people.

Technical description:
Title: Programming the Universe. A Quantum Computer Scientist Takes on the Cosmos.
Author: Seth Lloyd.
Publisher: Vintage.
Edition: first edition, New York (USA), March 2007.
Pages: 239 pages.
ISBN: 978-1-4000-3386-7

jueves, 2 de septiembre de 2010

Nocilla Experience.

Nocilla Experience es un caleidoscopio ficcional, donde cabe todo menos el sopor, incluso las enseñanzas de un código samurai, sin olvidar las andanzas de un elenco de protagonistas con rarezas de primera magnitud que no son más que la expresión de su radical soledad. Un libro con muchos ecos: de la literatura de Perec al cine de Jim Jarmusch o Francis Ford Coppola.

Ficha técnica:
Título: Nocilla Experience.
Autor: Agustín Fernández Mallo.
Editorial: Alfaguara.
Edición: primera edición, Madrid (España), marzo 2008.
Páginas: 205 páginas.
ISBN: 978-84-204-7358-1

martes, 24 de agosto de 2010

Una temporada en el infierno. Iluminaciones.

Edición bilingüe de los dos libros más importantes de la poesía de Rimbaud, uno de los más claros ejemplos de poetas malditos. Toda su poesía fue escrita en unos cinco años cuando apenas era un adolescente que no llegaba a los veinte años. Después de ello, el autor enmudeció y no volvió a escribir más poesía. Y, a pesar de ello, toda la poesía del siglo XX sería bien difícil de entender sin este joven.

Ficha técnica:
Título: Una temporada en el infierno. Iluminaciones.
Autor: Jean-Arthur Rimbaud.
Editorial: Montesinos.
Edición: primera edición (bilingüe), Barcelona (España), abril 1990.
Páginas: 302 páginas.
ISBN: 84-7639-115-3

miércoles, 18 de agosto de 2010

La caja de especias de la tierra.

Colección de poemas del cantautor canadiense Leonard Cohen en una edición bilingüe (traducción de Alberto Manzano) de la editorial Visor sin introducción ni notas a pie de página. El libro fue publicado en inglés en 1961, momento en el que fue calificado por distintos críticos como "místico", "profano", "obsceno", "sarcástico" u "osado", y la verdad es que tiene un poco de cada una de esas cosas, además de alguna que otra presencia de la cultura judía que marca en cierto modo parte de la personalidad del autor. Por lo demás, la temática es de lo más diversa y variopinta.

Ficha técnica:
Título: La caja de especias de la tierra.
Autor: Leonard Cohen.
Editorial: Visor.
Edición: tercera edición (bilingüe), Madrid (España), 1999.
Páginas: 195 páginas.
ISBN: 84-7522-092-4

lunes, 16 de agosto de 2010

Malditos.

Aunque muchos han descrito el libro como una narración de lo que sucedió durante la movida madrileña, lo cierto es que Luis Antonio de Villena se centra aquí en una etapa anterior a todo aquello. En cierto modo, se trata de la prehistoria de la movida, los primeros escarceos con la libertad en los estertores del franquismo, la experimentación con las drogas y el amor libre, entre otras cosas. Pero, debido a la procedencia social e intelectual del autor, la realidad que aquí se nos narra es una evidentemente intelectualizada, volcada en lo estético. Usando el pseudónimo de Emilio Jordán para referirse a él (así como otros muchos pseudónimos para hablar de otros personajes de aquellos locos años), se nos narra en realidad una etapa de la vida del poeta Eduardo Haro Ibars, amigo de Luis Antonio de Villena durante un tiempo. Pero lo central del libro es, sin duda, el malditismo que caracterizaba a Haro Ibars y a muchos de los personajes de la época, entregados en cuerpo y alma a la romántica idea del artista maldito condenado a morir joven después de probar todos los vicios, todos los excesos.

Ficha técnica:
Título: Malditos.
Autor: Luis Antonio de Villena.
Editorial: Bruguera.
Edición: primera edición, Barcelona (España), marzo 2010.
Páginas: 280 páginas.
ISBN: 978-84-02-42115-9

miércoles, 11 de agosto de 2010

El sabor de la miel.

Nacida en el Líbano, Salwa Al Neimi vive en Francia desde hace tiempo. En esta obra nos adentra en la tradición erótica árabe a través de la protagonista, quien se embarca en un proyecto de investigación sobre el tema al tiempo que también comparte con nosotros sus propias experiencias sobre el tema.

Publicada por primera vez en árabe (en su Líbano natal), esta obra ha causado bastante controversia en bastantes países de cultura árabe o mayoría musulmana, donde a menudo ha llegado a ser prohibido sin contemplaciones. Sin embargo, no han sido pocos los intelectuales árabes que la han alabado como un intento de recuperar la otra cara (más sensual, más humana) de un Islam no tan conocido, ni en Oriente ni en Occidente.

Ficha técnica:

Título: El sabor de la miel.
Autor: Salwa Al Neimi.
Editorial: Emecé.
Edición: primera edición, Barcelona (España), junio 2009.
Páginas: 185 páginas.
ISBN: 978-84-96580-48-0

viernes, 30 de julio de 2010

El Horla y otros cuentos de crueldad y delirio.

Guy de Maupassant, al igual que Edgar Allan Poe, se ha convertido con el tiempo en un clásico del cuento onírico y de terror. Esta colección de dieciséis cuentos suyos incluye, entre otros, El Horla, quizá uno de sus más conocidos (contiene, además, dos versiones levemente distintas del cuento: la primera versión, publicada el 26 de octubre de 1886, y una segunda, publicada el 17 de enero de 1892). Todos y cada uno de los cuentos van precedidos de un breve texto introductorio en el que se nos explica cuándo y dónde se publicó, así como algunos otros detalles que puedan ayudar a situarlo en su contexto. Sería difícil de entender la tradición europea del cuento macabro y fantástico sin la aportación de Maupassant.

Ficha técnica:
Título: El Horla y otros cuentos de crueldad y delirio.
Autor: Guy de Maupassant.
Editorial: Valdemar.
Edición: primera edición, Madrid (España), 1996.
Páginas: 251 páginas.
ISBN: 84-7702-176-7

jueves, 22 de julio de 2010

Últimas consideraciones sobre la idea de belleza y defensa del artista disoluto.

Ya cerca del final del libro, el narrador describe así un sueño que tiene con claras connotaciones de diálogo platónico:
"Porque la Belleza, Fedro, tenlo muy presente, sólo la Belleza es a la vez visible y divina, y por ello es también el camino de lo sensible, es, mi pequeño Fedro, el camino del artista hacia el espíritu. Pero ¿crees acaso, querido mío, que algún día pueda obtener la sabiduría y verdadera dignidad humana aquel que se dirija hacia lo espiritual a través de los sentidos? ¿O crees más bien (te dejo la libertad de decidirlo) que es éste un camino peligroso y agradable al mismo tiempo, una auténtica vía de pecado y perdición que necesariamente lleva al descarrío? Porque has de saber que nosotros, los poetas, no podemos recorrer el camino hacia la Belleza sin que Eros se nos una y se erija en nuestro guía; sí, por más que a nuestro modo seamos héroes y guerreros virtuosos, en el fondo somos como las mujeres, pues lo que nos enaltece es la pasión, y nuestro deseo será siempre, forzosamente, amor: tal es nuestra satisfacción y nuestro oprobio. ¿Comprendes ahora por qué nosotros, los poetas, no podemos ser sabios ni dignos? ¿Comprendes por qué tenemos que extraviarnos necesariamente, y ser siempre disolutos, aventureros del sentimiento? La maestría de nuestro estilo es mentira e insensatez; nuestra gloria y honorabilidad, una farsa; la confianza de la multitud en nosotros, el colmo del ridículo, y el deseo de educar al pueblo y a la juventud a través del arte, una empresa temeraria que habría que prohibir. Pues ¿cómo podría ser educador alguien que posee una tendencia innata, natural e irreversible hacia el abismo? Quisiéramos negarlo y conquistar la dignidad, pero dondequiera que volvamos la mirada, nos sigue atrayendo. De ahí que renunciemos al conocimiento; pues el conocimiento, Fedro, carece de dignidad y de rigor: sabe, comprende, perdona, no tiene forma ni postura algunas, simpatiza con el abismo, es el abismo. Por eso lo rechazamos, pues, con decisión, y nuestros esfuerzos tendrán en adelante como único objetivo la Belleza, es decir, la sencillez, la grandeza, un nuevo rigor, una segunda ingenuidad, y la forma. Pero la forma y la ingenuidad, Fedro, conducen a la embriaguez y al deseo, pueden inducir a un hombre noble a cometer las peores atrocidades en el ámbito sentimental —atrocidades que su propia seriedad, siempre hermosa, condena por infames—; llevan, también ellas, al abismo. A nosotros los poetas, digo, nos arrastran hacia él, dado que no podemos enaltecernos, sino solamente entregarnos al vicio. Y ahora, Fedro, he de marcharme. Tú quédate aquí, y sólo cuando ya no me veas, márchate también".

(Thomas Mann: La muerte en Venecia, pp. 91-92)

Si Mann tuviera razón en todo esto, deja sin duda muy mal parado a un siglo XX que tanta atención prestó siempre a los intelectuales y que tanto apreció sintió por el artista comprometido. Convendría, por ello, considerar cuidadosamente las palabras de Mann.

martes, 20 de julio de 2010

El amor por encima del temor a la epidemia.

La epidemia se extiende por la ciudad y las autoridades, como era de esperar, reaccionan acallando las noticias para que no es extienda el pánico entre la población:
"¡La consigna es callar!", pensó Aschenbach irritado y tirando los periódicos sobre la mesa. "¡Hay que silenciar el problema!" Pero, al mismo tiempo, un sentimiento de satisfacción embargó su alma al imaginar la aventura en que iba a verse envuelto su entorno inmediato. Pues la pasión, al igual que el crimen, se aviene mal con el orden establecido y el bienestar de la vida cotidiana, y cualquier dislocación del sistema burgués, cualquier confusión o calamidad que amenace al mundo le resultarán forzosamente gratas, porque conserva una vaga esperanza de sacar provecho de ellas. Aschenbach sentía, pues, un oscuro regocijo por lo que bajo el manto paliatorio de las autoridades estaba sucediendo en las callejas de Venecia, por ese perverso secreto de la ciudad que se fundía con el suyo propio, el más íntimo, y que también a él le interesaba tanto guardar. Pues nada angustiaba más al enamorado que la posibilidad de que Tadzio se marchara, y no sin temor se daba cuenta de que, si esto ocurría, él no sabría ya cómo seguir viviendo.

(Thomas Mann: La muerte en Venecia, pp. 68-69)

La atracción hacia Tadzio (¿el amor por la belleza, por la esencia misma del arte?) se sitúan por encima incluso del terror a la enfermedad. Nada de ello importa si Aschenbach puede continuar viendo a su amado a diario.

He aquí otra clara descripción de su sentimiento amoroso hacia el joven efebo:
Así, víctima de su extravío, no sabía ni quería oír otra cosa que perseguir sin tregua al objeto de su pasión, soñar con él en su ausencia y a la manera de los amantes, dirigir palabras tiernas a una simple sombra. La soledad, el país extranjero y la dicha de una embriaguez tardía y profunda lo animaban e inducían a permitirse, sin miedo ni rubor alguno, las mayores extravagancias. Como una noche en que al volver ya tarde de Venecia, no tuvo el menor reparo en detenerse ante la puerta de Tadzio, en el primer piso del hotel, apoyar su frente en ella y permanecer así largo rato, en un estado de embriaguez total, a riesgo de que lo sorprendieran en tan absurda postura.

(Thomas Mann: La muerte en Venecia, p. 71)

Síntoma claro de enamoramiento, por supuesto.

lunes, 19 de julio de 2010

La belleza es inexpresable.

Frase lapidaria, de las que conviene tener a mano en una colección de citas:
Su belleza superaba lo expresable, y, como tantas otras veces, Aschenbach sintió, apesadumbrado, que la palabra sólo puede celebrar la belleza, no reproducirla.

(Thomas Mann: La muerte en Venecia, p. 65)

He ahí el sino de todo arte: esforzarse por expresar lo inexpresable. Como bien afirma Mann, a lo más que puede llegar es a reproducirlo de una forma más o menos fiable.


sábado, 17 de julio de 2010

Embriagado por la belleza y la sensualidad.

Y llegamos al momento en que Gustav von Aschenbach, el artista y narrador, se embelesa al ver al joven Tadzio jugando en la playa:
Sus ojos abarcaron la noble figura que se erguía allá abajo, en las lindes del azul, y en un arrebato de entusiasmo creyó abrazar la belleza misma con esa mirada, la forma como pensamiento divino, la perfección pura y única que vive en el espíritu y de la cual, para ser adorada, se había erigido allí una copia, un símbolo lleno de gracia y ligereza. ¡Era la embriaguez! Y, sin advertirlo, o más bien con fruición, el senescente artista le dio la bienvenida. Su espíritu empezó a girar, su formación cultural entró en ebullición y su memoria fue rescatando ideas antiquísimas que había recibido en su juventud y hasta entonces nunca había reavivado con fuego propio. ¿No estaba escrito que el sol desvía nuestra atención de las cosas del intelecto para dirigirla hacia la de los sentidos? Pues, según decían, hechizaba y entorpecía entendimiento y memoria a un grado tal que el alma, impulsada por el placer, olvidaba totalmente su verdadero estado, y, presa de admirativo asombro, permanecía atada a los objetos más hermosos que el sol alumbra; sí, sólo con la ayuda de un cuerpo era capaz de acceder luego aun plano de contemplación más elevado.

(Thomas Mann: La muerte en Venecia, p. 57)

Se hace difícil clasificar el tipo de atracción que von Aschenbach siente por el joven. No faltaría, por supuesto, quien lo considerase un obvio caso de pedofilia. Y, sin embargo, en ningún lugar consta que von Aschenbach sintiera ningún tipo de excitación sexual, sino que el placer que experimenta es meramente estético. El artista admira al joven Tadzio no como objeto de deseo sexual, sino como obra de arte. Ni siquiera aspira a tocarlo, que equilvaldría a mancillar la obra de arte. Al contrario, se trata de la encarnación del ideal de belleza, ante lo cual no queda otro remedio que extasiarse en silencio mientras lo observamos de lejos. El artista de éxito acaba por retornar a las raíces de la cultura humanista misma en el Mediterráneo veneciano.

Ahí va otro claro ejemplo donde se observa, además, de una forma mucho más evidente que el narrador siente una atracción más bien estética, espiritual, casi platónica por el joven Tadzio:
Muchas veces, cuando el sol se ponía detrás de Venecia, se sentaba en un banco del parque a contemplar a Tadzio, que, vestido de blanco y con un cinturón de color, se entretenía jugando a la pelota en el terreno de grava aplanada; y creía estar viendo a Jacinto, el joven condenado a morir porque dos dioses lo amaban. Sí, hasta llegó a sentir los dolorosos celos de Céfiro por el rival que olvidaba el oráculo, el arco y la cítara para jugar siempre con el bello mancebo...

(Thomas Mann: La muerte en Venecia, p. 63)

Y, por si aú cabe alguna duda de que el amor que nos describe von Aschenbach no es para nada carnal, aquí tenemos esta otra cita:
Nada hay más extraño ni más delicado que la relación entre las personas que sólo se conocen de vista, que se encuentran y se observan cada día, a todas horas, y, no obstante, se ven obligadas, ya sea por convencionalismo social o por capricho propio, a fingir una indiferente extrañeza y a no intercambiar saludo ni palabra alguna. Entre ellas va surgiendo una curiosidad sobre-excitada e inquieta, la histeria resultante de una necesidad de conocimiento y comunicación insatisfecha y anormalmente reprimida, y, sobre todo, una especia de tenso respeto.

(Thomas Mann: La muerte en Venecia, p. 63)

Nada de ello quita, por supuesto, para que ciertos sectores tradicionalistas (los de siempre, claro) acusen a la obra de pornografía y pedofilia más o menos latente.

miércoles, 14 de julio de 2010

El mar como representación de lo inarticulado, inconmensurable, eterno... de la nada.

Interesante reflexión sobre la atracción del mar:
Amaba el mar por razones profundas: por la apetencia de reposo propia del artista sometido a un arduo trabajo, que ante la exigente pluralidad del mundo fenoménico anhela cobijarse en el seno de lo simple e inmenso, y también por una propensión ilícita —diametralmente opuesta a su tarea y, por eso mismo, seductora— hacia lo inarticulado, inconmensurable y eterno: hacia la nada. Reposar en la perfección es el anhelo de todo el que se esfuerza por alcanzar lo sublime; y ¿no es acaso la nada una forma de perfección?

(Thomas Mann: La muerte en Venecia, p. 39)

Nunca se me había ocurrido verlo desde esa perspectiva. Para mí, la atracción del mar no está en que pueda considerarse una encarnación de la nada sino que, más bien al contrario, lo veo como un inconmensurable sistema que se caracteriza por su falta de solidez física y por estar conformado por una miríada de elementos y componentes todos ellos de tamaño comparativamente ridículo y que, sin embargo, otorgan al todo una fuerza extraordinaria. El mar es la vida en constante movimiento. Tiene bien poco que ver, me parece, con la nada.

martes, 13 de julio de 2010

Fin de los cánones.

Nótese la siguiente descripción:
El aspecto de la dama era frío y comedido, y tanto el arreglo de sus cabellos, ligeramente empolvados, como la hechura de su vestido, denotaban esa sencillez que determina el gusto dondequiera que la piedad es parte integrante de la distinción. Hubiera podido ser la esposa de un alto funcionario alemán.

(Thomas Mann: La muerte en Venecia, p. 35)

¿Hemos superado acaso el cánon del buen vestir, que se decía antes? ¿Lo hemos dejado atrás irremisiblemente? De hecho, existía hasta hace bien poco, y no se diferenciaba demasiado de lo que aquí describe Mann. Sin embargo, algo ha cambiado definitivamente a partir de los ochenta, aunque las raíces de esta transformación se hunden más bien en la década de los sesenta con su marcado relativismo cultural. No hay más que mirar a nuestro alrededor para notar inmediatamente que ya no existen cánones. Podemos tender a vestir de una u otra forma para tal o cual ocasión incluso, pero nada sucede si alguien saca los pies del tiesto. Se ve incluso mal (como un ataque a la libertad personal, como una clara muestra de autoritarismo trasnochado) el protestar contra ello. En otras palabras, aceptamos las normas y cánones limitados a una determinada comunidad o subcultura a la que nosotros, como individuos, podamos elegir sumarnos libremente. Lo que ya no se acepta de ninguna de las maneras es la idea de que existe un cánon universal que debe imponerse una norma por encima de todo. De ahí el súbito interés por temas como la identidad, que lo deja todo en manos del individuo y su libre elección. Para bien o para mal, la señora que describe Mann se nos antoja un personaje de otro tiempo.

domingo, 11 de julio de 2010

Reflexiones sobre la naturaleza del arte y lo estético.

La muerte en Venecia contiene, sobre todo en sus primeros capítulos, más de una reflexión sobre la naturaleza del arte, la belleza y lo estético en general:
Para que una obra espiritual relevante pueda tener sin demora una incidencia amplia y profunda, ha de existir una secreta afinidad, cierta armonía incluso, entre el destino personal de su autor y el destino universal de su generación. Los hombres no saben por qué consagran una obra de arte. Pese a no ser, ni mucho menos, conocedores, creen descubrir en ella cientos de cualidades para justificar tanta aceptación; pero la verdadera razón de sus favores es un imponderable: es simpatía.

(Thomas Mann: La muerte en Venecia, p. 15)

Mann conecta aquí, como vemos, el arte con lo espiritual y lo universal. Una obra de arte no se convierte en relevante por mero accidente, sino porque responde a las necesidades profundas del espíritu de su generación, nada menos. Concepción romántica del arte que mucho después vendría a echar por tierra Andy Warhol con sus cuadros serigrafiados y su reivindicación de lo común, que es el ámbito donde nos movemos en esta postmodernidad algo chata y sin grandes ambiciones. Pocos piensan a estas alturas que el arte tenga mayor transcendencia. Todo se limita a ser un mero producto posicionado en el mercado y que los consumidores compran para entretenerse. Nada más. Vivimos tiempos del espíritu descreído y cínico, sin anhelos prometeicos, sin afán de superación. Sencillamente, ya no existen escalas de valores con las que medir el progreso, ni el nuestro propio ni el de la humanidad.

En fin, que Mann todavía cree en el artista como genio:
... también desde una perspectiva personal, el arte es vida potenciada. Procura un goce más intenso, pero consume más deprisa. Imprime en el rostro de sus servidores las huellas de aventuras espirituales e imaginarias y, a la larga, engendra en el artista, por más que éste viva exteriormente inmerso en una paz conventual, cierta hipersensibilidad refinada, un cansancio y una curiosidad nerviosa que una vida colmada de gozos y pasiones turbulentas apenas conseguiría despertar.

(Thomas Mann: La muerte en Venecia, p. 20)
Aunque el autor nos presente todo esto como contraposición al espíritu bohemio y desordenado que caracterizara a buena parte de la comunidad artística de finales del siglo XIX y principios del XX (e, igualmente, del periodo de entreguerras en que vive él mismo), lo cierto es que ambas ideas están relacionadas. El romántico con gustos estetizantes idealiza una vida entregada a los excesos, mientras que Mann no hace sino transferir esa misma idea de los excesos vividos en carne propia al mundo del espíritu creativo, pretendiendo que la entrega sin condiciones al mundo del arte acaba por proporcionarnos unas experiencias (y, por ende, unos conocimientos) similares. El suyo es un malditismo aburguesado, de andar por casa, meramente estético y cien por cien seguro.

La muerte en Venecia.

Uno de los clásicos de la literatura occidental, también llevado a la gran pantalla por Luchino Visconti en el que no pocos consideran asimismo un clásico del cine. Esta breve historia nos narra el drama interior de Gustav von Aschenbach, maduro escritor alemán que viaja a Venecia en busca de una inspiración perdida y conoce en el hotel a un bellísimo joven polaco, de nombre Tadzio, por quien siente una irresistible atracción difícil de describir en pocas palabras. Algunos, sin duda, pensarán que se trata de un claro caso de amor pedofílico, en tanto que otros lo verán más bien como mero esteticismo. De una u otra forma, se trata de los dos únicos personajes más o menos caracterizados en la obra, la cual, a su vez, tampoco tiene demasiada acción. Y, sin embargo, Mann logra mantener el interés del lector.

Ficha técnica:
Título: La muerte en Venecia.
Autor: Thomas Mann.
Editorial: Diario Público.
Edición: Madrid (España), 2010. Colección Premios Nobel.
Páginas: 94 páginas.

sábado, 10 de julio de 2010

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

(Pablo Neruda: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, p. 88)



Marcando tu cuerpo con cruces de fuego.

He ido marcando con cruces de fuego
el atlas blanco de tu cuerpo.
Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose.
En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta.

...

(Pablo Neruda: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, p. 59)


Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.

Para mi corazón basta tu pecho,
para tu liberad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.

Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.

He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto, como un viaje.

Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.

(Pablo Neruda: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, p. 55)

Amor nocturno.

Imágenes de amor nocturno:
Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas
que centellean como mi alma cuando te amo.

Galopa la noche en su yegua sombría
desparramando espigas azules sobre el campo.

(Pablo Neruda: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, p. 35)


Bella imagen de las nubes.

Bella imagen de las nubes la que aquí describe Neruda:
Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes,
el viento las sacude con sus viajeras manos.

(Pablo Neruda: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, p. 23)


En ti la tierra canta.

La naturaleza entera canta en la image de la mujer amada:
Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose,
lento juego de luces, campana solitaria,
crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca,
caracola terrestre, en ti la tierra canta!

En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo desees y hacia donde tú quieras.
Márcame mi camino en tu arco de esperanza
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.

(Pablo Neruda: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, p. 19)

Sensualidad sin cortapisas.

El libro comienza con una sensualidad sin cortapisas:
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje to sacava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.

(...)

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!

(Pablo Neruda: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, p. 11)

Comenzamos con fuerza.

Veinte poemas de amor y una canción desesperada.

Quizá el libro más popular del poeta chileno, aunque fuera escrito en su juventud, cuando apenas se acercaba a los veinte años. Neruda canta al desamor, echando de menos a la mujer a quien no valoró lo suficiente mientras la tenía a su lado. Según se cuenta, el objeto de los poemas (es decir, la mujer amada) no es en realidad única, sino que Neruda combinó rasgos de distintas mujeres que amó durante sus años de juventud para construir con ellos la imagen de una amada irreal, un símbolo de canto poético.

El libro recopila un total de veinte poemas de temática amorosa y otro final, la canción desesperada, sin que ninguno de ellos lleve título alguno.


Ficha técnica:

Título: Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
Autor: Pablo Neruda.
Editorial: Diario Público.
Edición: Madrid (España), 2010. Colección Premios Nobel.
Páginas: 93 páginas.

sábado, 3 de julio de 2010

Pyongyang.

Tras una estancia en la capital de Corea del Norte, el quebequés Guy Delisle narra sus experiencias en el que muchos consideran el último régimen estalinista del planeta. Desde una perspectiva occidental, es difícil de entender una propaganda oficial que sin duda desafía la lógica, así como el feroz sometimiento del individuo a la colectividad (y, por encima de todo, al Partido y su líder). Corea del Norte cuenta con la única dinastía comunista en la Historia, además de un tener un tiránico régimen dictatorial que alcanza todos los recovecos del país al más puro estilo orwelliano. La experiencias más o menos cotidianas de Delisle (digo lo de "más o menos" porque, evidentemente, el régimen se cuida muy mucho de que los extranjeros que viven en el país estén separados del resto de la población y jamás lleguen a contar con la autonomía necesaria para viajar libremente) nos dejan entrever el horror totalitario de un sistema claramente surrealista.

Ficha técnica:
Título: Pyongyang.
Autor: Guy Delisle.
Editorial: Astiberri.
Edición: quinta edición, Bilbao (España), marzo 2009.
Páginas: 176 páginas.
ISBN: 978-84-96815-05-6

viernes, 2 de julio de 2010

Retazos de cierto realismo mágico.

A pesar de toda la negritud que contienen muchos de estos relatos que se recopilan en la obra, también nos encontramos con ciertos retazos de realismo mágico que casan muy bien con la mentalidad de la narradora, una niña:
Trepo a un árbol que se yergue en la linde del prado, pero que podría estar perfectamente en el centro del pueblo, si es que no lo está. Me agarro firmemente a una de sus ramas con ambas manos y miro la iglesia del pueblo vecino, en cuya escalinata exterior una mariquita se limpia el ala derecha sobre el tercer peldaño.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 104).

Son momentos como éste los que le haven sonreír a uno y hacen sin duda meas llevadero el resto del libro, tan cruel, tan negro, tan deprimente en su tono y contenido. Pese a todo, se trata de una buena obra. Eso sí, una obra que refleja bien a las claras un mundo sin esperanza, frío y desolado como se imagina uno la Rumania de Ceausescu.

jueves, 24 de junio de 2010

El horror de la guerra también alcanza a las mujeres.

Pese a que sólo los hombres son enviados al frente, el horror de la guerra también alcanza a las mujeres:
En la guerra sólo caían hombres. Pero yo vi muchas mujeres tendidas en el campo de batalla con los vestidos en desorden y las piernas desolladas. Vi a mamá desnuda y congelada en Rusia, con las piernas desolladas y los labios verdes por las coles que le daban.

Vi a mamá transparente de hambre, consumida y arrugada hasta debajo de la piel, como una muchacha exhausta, inconsciente.

Mamá se había dormido. Cuando estaba despierta, jamás la oía respirar. Cuando dormía, roncaba como si aún tuviera el viento siberiano en la garganta, y yo me congelaba a su lado, convulsionada por sueños horribles.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 76)
Hay que tener presente que Müller pertenece a la minoría alemana que vive en Rumania, y buena parte de ellos sufrieron en sus carnes la venganza de las tropas soviéticas tras derrotar a los nazis en la Segunda Guerra Mundial. De hecho, no fueron pocos los que acabaron sus días en los campos de Siberia.

Inocencia infantil frente a dogmatismo religioso.

Como siempre sucede, la ingenuidad infantil choca frontalmente con el dogmatismo cerril, ya sea político o religioso, de muchos adultos. Müller nos narra un episodio que bien podría haberse dado en muchos otros lugares hace tan sólo unas cuantas décadas:
La Madre de Dios tenía siempre el dedo índice levantado cuando yo me sentaba delante, en el banco de los niños. Pero la expresión de su rostro era amable, y yo no le tenía miedo. Todo el tiempo llevaba el mismo vestido largo azul claro y tenía unos labios rojos muy bonitos Y un día que el cura dijo que los lápices de labios se hacen con sangre de pulga y de otros bichos repugnantes, me pregunté por qué la Madre de Dios que había en el altar lateral se pintaría los labios. También se lo pregunté al cura, que me golpeó las manos con su regla hasta ponérmelas rojas y me mandón en seguida a casa. Estuve varios días sin poder mover los dedos.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 65).

¿Quién no ha vivido u oído una cosa similar en esta España que hasta hace bien poco fue nacionalcatólica? Puedo uno hasta imaginarse el resto del episodio, incluidas las carcajadas del resto de chavales y la vergüenza del cura al sentir que su autoridad había sido puesta en cuestión por una simple mocosa. Por cierto, que se pregunta uno sobre la carga subversiva de la risa, sobre todo cuando se trata de risa colectiva. Estoy convencido de que en una situación como ésta la reacción sería muy distinta si el resto de chavales no rieran la gracia de la pregunta. Luego lo que preocupa al cura (o, en otras circunstancias, al profesor, al político, al padre o a la madre) no es tanto la ingenua pregunta como la reacción de hilaridad del resto del grupo. Es esa risa la que se siente como amenazadora, la que parece poner en duda la autoridad de uno. Tiene poco de extraño, pues, que el humor haya sido siempre tan problemático en cualquier régimen dictatorial.

miércoles, 23 de junio de 2010

Alcohol y abusos.

La negra realidad que nos retrata Herta Müller también contiene, como no podía ser de otra forma, retazos de alcoholismo y abuso:
El portón de la calle chirría. Entra papá. Ya está aquí. Hoy puede caminar recto. Papá no está borracho.

Mi corazón palpita de alegría. Aguardo la noche. También hay miedo en la alegría. Mi corazón palpita de miedo en la alegría, de miedo de no poder seguir alegrándome, de miedo de que el miedo y la alegría sean la misma cosa.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 62)

Una vez más, Müller logra alcanzar un hondo lirismo mientras describe una realidad cruda, negra y desencantada.

Lirismo a pesar de la negritud.

Pese a todo el contenido hondamente pesimista de la obra, el estilo de Herta Müller es bastante lírico, estéticamente cuidado. Un amigo mío solía dividir la literatura en literatura negra o periodística (esto es, de estilo simple y centrado en la comunicación directa) y literatura lírica (es decir, poética, de estilo más cuidado). Pues bien, Müller, en líneas generales, creo que se incluiría en el segundo grupo. Por ejemplo, cuando se ve incapaz de responder a las increpaciones de su padre, la narradora explica:
Quise decir algo, pero tenía la boca tan llena de lenguas que no pude articular una sola palabra.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 56)

Bella descripción ésa de tener "la boca llena de lenguas". Algo parecido puede decirse de esta otra cita:
Mamá sólo cosía de noche, cuando la casa estaba limpia y en el patio hacía frío y había tanta noche que no se podía salir.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 57)

Maravillosa forma de hacernos ver la oscuridad.

lunes, 21 de junio de 2010

Un asfixiante ambiente tradicionalista.

Es curioso esto que sucede con las tradiciones. En los últimos tiempos, parece que vivimos un retorno a ellas. Todo lo que tenga que ver con el folklore y las tradiciones gana puntos, en tanto que los antiguos valores de la Ilustración (modernidad, universalismo, progreso) caen por el desagüe. Y, sin embargo, pocos recuerdan que la libertad es algo de lo que solamente puede gozar el individuo. No existe, se diga lo que se diga, la libertad colectiva, la tan cacareada libertad de los pueblos del nacionalismo intransigente. La identidad que se me impone, la que no puedo elegir, difícilmente puede considerarse que me hace libre. Y, sin embargo, hemos vuelto atrás las manecillas del reloj y se reivindica una vez más que nos ha de gustar tal música, baile o arte, sencillamente, porque somos andaluces, catalanes, españoles o italianos. A mí, siento mucho decirlo, me parece un paso atrás.

En tierras bajas nos describe con todo lujo de detalles un mundo rural tradicionalista donde queda bien poco resquicio para la libertad individual. Todo es identificación nacional y tradicionalismo:
Por el empedrado van las madres en sus faldas regionales suabas cosidas con rollos enteros de tela, cuyos pliegues semejan al caminar esas copas de árboles que, despatarradas sobre los tejados, comprimen las casas contra la hierba y azotan el techo y rompen las tejas cuando sopla el viento. Las madres llevan pañuelos blancos y planchados bajo la cinta del delantal. Esa mañana se han levantado de sus camas para llorar, y han desayunado y almorzado para llorar.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 50)

Aún más claro es el siguiente párrafo:
Sólo en apariencia han superado sus hijas la indumentaria tradicional. Al moverse van desenrollando las telas de los trajes regionales suabos, y, pese a su flacura, sus cuerpos dan la impresión de no caber en esos trajes, de encontrarse fuera de las costuras. Pero sus cerebros llevan puesta esa indumentaria.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 51)

De la misma forma, cuántos catalanes o andaluces no llevarán puesta sus respectivas indumentarias regionales en sus cerebros. Y, cuidado, porque de la misma forma que se acusa a menudo al catalán de ser "demasiado suyo", a menudo puede uno ver aquí en Andalucía actitudes similares de engreimiento regional.

domingo, 20 de junio de 2010

Retrato de una Rumania deprimente

Libro negro, negrísimo, éste de Herta Müller. Ya se imagina uno que la Rumania de Ceausescu no debió haber sido precisamente Río de Janeiro en pleno carnaval (como toda dictadura, por otra parte), pero el cuadro que nos presenta este libro es ciertamente deprimente. Al parecer inspirado en la infancia de la propia autora en una aldea rumana de mayoría germana, supura pesimismo, pobreza y opresión por todos sus poros. Algunos de los elementos descritos (apego a lo tradicional, conservadurismo extremo en las formas y actitudes) son, sin duda, comunes al mundo rural en casi cualquier otro país. No obstante, le queda a uno la sensación de que tan extendido está el oscurantismo en la sociedad rumana que retrata Müller que ni siquiera una imposible huída hacia la ciudad sería de gran ayuda. El hecho es que, sin ser una novela política, sin mencionar siquiera a las autoridades ni a las fuerzas del orden (que yo recuerde), nos expone un mundo tan agobiantemente totalitario e imposible de evadir como el 1984 de Orwell, y ello a pesar de que no faltan los momentos más o menos felices en los que algunos de los personajes disfruta momentáneamente de la vida con sus familiares o amigos (por cierto, ahora que menciono 1984, éste es, creo, uno de sus puntos débiles: tan empeñado está Orwell en que nos llegue el mensaje del peligro totalitario que nos dibuja una realidad demasiado sólida y homogénea, demasiado controlada hasta el último detalle por un poder que, en realidad, saldría mucho mejor parado si permitiera que sus súbditos pudieran también disfrutar de la vida de forma algo despreocupada... pero ése es otro tema a tratar en otro lugar). Tiene poco de extraño, pues, que el régimen comunista censurara la obra.

Hasta las descripciones en apariencia más inocentes están revestidas de negritud:
Chillidos de lagartijas en un nido que parece un puñado de barbas de maíz maceradas. A cada ratón desnudo le rezuman los ojillos viscosos. Patitas finas como hilos mojados. Dedos curvos.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 25)

¿Y qué decir de este otro párrafo, cruel a nuestros ojos pero perfectamente normal en el seno de una sociedad rural?
Los gatitos que venían al mundo en invierno eran ahogados en un cubo de agua hirviendo, y los que nacían en verano, en uno de agua fría. Después eran enterrados, invierno y verano, en medio del estercolero.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 58)

Invierno o verano, el destino de los gatos era el mismo: la muerte sin contemplaciones. Lo que más nos afecta es precisamente la naturalidad con que lo narra la escritora. Después de todo, como alguien dijera, solamente es posible mostrar cariño hacia los animales cuando hemos alcanzado un nivel de desarrollo tal que también demostramos respeto hacia nuestros semejantes y los cuidamos en momentos de necesidad. Si la sociedad rumana de la época trataba a los seres humanos como meros peones en el desarrollo de la Historia, algo perfectamente desechable en nombre de la construcción del Socialismo, ¿con qué derecho pensamos que habían de mostrar más amor hacia los animales?

Pese a todo, se encuentra uno con más de un párrafo delicioso en el que la realidad del mundo rural se nos muestra con maestría visto por los ojos de una niña más o menos inocente que no entiende del todo lo que sucede a su alrededor, como puede ser el siguiente ejemplo:
Mi andar tenía en sí algo de las sábanas almidonadas de mi abuela. La primera noche que dormí entre ellas, crujían al menor movimiento y yo creí que era mi piel la que crujía.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 23)

En definitiva, que En tierras bajas no es para espíritus débiles ni para alguien que vaya buscando tan sólo mero entretenimiento junto a la playa.

sábado, 19 de junio de 2010

En tierras bajas.

Crudo retrato de la vida rural en la Rumanía del régimen de Ceausescu, escrito por Herta Müller, premio Nobel de Literatura en 2009. La obra, colección de relatos narrados por una voz infantil que mezcla realidad y fantasía, fue censurada tras su publicación durante la dictadura. En líneas generales, se dibuja un ambiente de pobreza, opresión e incomunicación que traza un negro perfil del régimen comunista rumano de la época. Por si esto fuera poco, Müller pertenece a la minoría rumano-alemana que, durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo algunas conexiones más que discutibles con las tropas invasores de Hitler.

Ficha técnica:
Título: En tierras bajas.
Autor: Herta Müller.
Editorial: Diario Público.
Edición: Madrid (España), 2010. Colección Premios Nobel.
Páginas: 121 páginas.

lunes, 31 de mayo de 2010

Wetware.

Part of Rucker's Ware Tetralogy, this book tells us the story of how the boppers figure out a way to infuse DNA with their own software code into a human body as a way to conquer the earth from their lunar refuge (where we left them at the end of Software, the previous volume in the tetralogy). One of the seminal works of both cyberpunk and biopunk, this little novel contains plenty of mind-boggling ideas and suggestions in the tradition of the best science fiction. Enjoyable and suggestive, as well as entertaining. I find it amazing that, to the best of my knowledge, nobody has ever taken this story to the big screen.

Technical description:
Title: Wetware.
Author: Rudy Rucker.
Publisher: Avon Books.
Edition: first edition, New York (USA), April 1988.
Pages: 183 pages.
ISBN: 0-380-70178-2

sábado, 22 de mayo de 2010

Las crisis del capitalismo.

Precisamente ahora que nos encontramos enmedio de la peor crisis económica desde la década de los treinta no viene nada mal echar un vistazo a lo que Marx tuvo que decir respecto a las recurrentes crisis del capitalismo. ¿A qué se deben? ¿Por qué aparecen de forma cíclica? Marx escribió este opúsculo a raíz de la crisis de 1857, usándola como excusa para ahondar en su análsis del sistema capitalista y sus contradicciones.

El presente volumen va acompañado de dos prólogos de Daniel Bensaïd, uno sobre el concepto de crisis económica en Marx y el otro sobre el legado de Keynes, ambos de enorme interés y actualidad.

Ficha técnica:
Título: Las crisis del capitalismo.
Autor: Karl Marx.
Editorial: Editorial Sol 90/Diario Público.
Edición: Madrid (España), mayo del 2010.
Páginas: 139 páginas.

domingo, 16 de mayo de 2010

Beat, hippie, yippie.

Recopilación de ensayos sobre el movimiento contracultural estadounidense de la década de los sesenta, comenzando con la generación beat y terminando con el movimiento en favor de la no-violencia, pasando por los hippies, el orientalismo, el rock, la nueva izquierda, el teatro underground, el Black Power, etc. Pivano describe decentemente el espíritu de la época, entrando a dar algunas pinceladas sobre algún que otro personaje central (Bob Dylan, Lawrence Ferlinghetti, Jack Kerouac, Alan Watts, Norman Mailer...). Obra de clara intención periodística y, por consiguiente, meramente descriptiva, que no de análisis profundo o reflexión sobre el contenido ideológico o filosófico del movimiento, ni tampoco de sus profundas consecuencias en la sociedad contemporánea.

Ficha técnica:
Título: Beat hippie yippie.
Autora: Fernanda Pivano.
Editorial: Júcar.
Edición: primera edición, Madrid (España), febrero de 1975.
Páginas: 437 páginas.

Historias del Kronen.

Cuando se publicó esta novela allá por 1993, fue recibida casi automáticamente como el pistoletazo de salida para una nueva generación de escritores españoles (Ray Loriga, Lucía Etxebarria y el propio Mañas) que finalmente habían roto con el costumbrismo español tradicional y conectado con la tan anhelanda Europa. Algunos quisieron ver en sus obras una especia de neorrealismo de nuevo cuño, en tanto que otros les asociaban más bien al malditismo a lo Bukowski y, si acaso, a la generación beat. De una u otra forma, reflejan el nihilismo pasota de una joven generación entregada al hedonismo más simplón (borracheras y drogas, nada de trabajo, vivir en casa pero con la libertad de hacer lo que se quiere) que, en buena parte, caracteriza a la juventud española a partir de la modernización de los años ochenta.

Ficha técnica:
Título: Historias del Kronen.
Autor: José Ángel Mañas.
Editorial: Bibliotex / Diario El Mundo.
Edición: Madrid (España), 2001 (1993).
Páginas: 192 páginas.
ISBN: 84-8130-437-9

sábado, 1 de mayo de 2010

Cambiar el mundo.

Reivindicación de la necesidad de cambiar el mundo en una dirección socialista para poner fin a lo que el autor denomina el "autoritarismo liberal". A lo largo del ensayo, Bensaïd se plantea las cuestiones más relevantes que acucian a la izquierda transformadora hoy día: ¿quiénes pueden llevar a cabo el cambio que se defiende?, ¿cómo ir más allá de la mera resistencia y articular un proyecto alternativo de vida y de sociedad?

Daniel Bensaïd, activista destacado del Mayo del 68 y dirigente histórico de la LCR francesa, recientemente fallecido, se esforzó durante toda su vida por poner al día la teoría marxista del cambio y la revolución, compaginando la labor académica y de reflexión con su militancia política.

Ficha técnica:
Título: Cambiar el mundo.
Autor: Daniel Bensaïd.
Editorial: Editorial Sol 90/Diario Público
Edición: Madrid (España), 2010.
Páginas: 219 páginas.

sábado, 3 de abril de 2010

Introducing Derrida.

Jacques Derrida is, at the same time, one of the most influential thinkers of our time and, as it tends to happen, also one of the most controversial. For starters, there are plenty of people who do not consider him a philosopher at all. As a matter of fact, his works have seriously undermined the accepted rules of philosophy, its methods and concepts, and it has also disrupted its own boundaries to the point where one cannot distinguish between philosophy and literature anymore. Deconstruction, his main tool, has been derided by academicians and reviled by plenty of people as politically and morally pernicious as a tool of the devil, a clear example of nihilism and disbelief that is bent in destroying the very foundations of our civilization. This book introduces his main ideas in a very original approach (shared by the rest of the Introducing... collection of books) that combines texts and images to explain the topics.

Technical description:
Title: Introducing Derrida.
Author: Jeff Collins and Bill Mayblin.
Publisher: Icon Books.
Edition: reprint, Icon Books, London (UK), 2001.
Pages: 171 pages.
ISBN: 1-84046-118-7

domingo, 28 de marzo de 2010

Sobre la pose "revolucionaria" de las bandas de rock.

Aunque el libro de Ordovás representa una buena síntesis de lo que representó el rock ácido de California a finales de los sesenta y principios de los setenta, peca en exceso de una retórica grandilocuente en lo que respecta a los efectos sociales y políticos de la música rock. Se trata, por otro lado, de una defecto muy típico entre quienes escriben sobre los movimientos musicales más o menos contraculturales (el rock ácido, el punk...). A menudo se confunde lo revolucionario con la mera pose rebelde, la adopción de modas y costumbres rompedoras con lo tradicional, pero no por ello necesariamente revolucionarias ni transformadoras. Se confunde la transgresión con la revolución, la imagen con el contenido. Esto viene sucediendo, al menos, desde la década de los sesenta, precisamente, y ha llegado a extenderse como un auténtico cáncer entre las filas de la izquieda sociológica por casi todo el mundo. Ni que decir tiene que dicha evolución no hace sino incrementar las posibilidades de que cualquier tipo de contestación sea fácilmente asimilada por el establishment, pues la crítica no pasa nunca de lo más superficial.

El gurú tramposo.


Este volumen recopila algunas de las últimas charlas y conferencias de Alan Watts, reconocido orientalista británico (aunque residente en los EEUU) y protagonista del movimiento contracultural de los años sesenta junto a personalidades como Allen Ginsberg, Timothy Leary, Ken Kesey o Gary Snyder. Suya fue la principal iniciativa que condujo a la introducción de filosofías orientales como el budismo zen o el taoísmo en las sociedades occidentales. Estre libro recoge, como decíamos, unas cuantas charlas sobre temas de lo más diverso que acaban por mostrar el espíritu bromista y ligero de un gurú que se negaba a tomarse las cosas demasiado en serio, recomendando de hecho más bien lo contrario. Watts tenía el don de conectar los grandes conceptos de la sabiduría oriental con la vida contemporánea en el Occidente tecnificado, por lo que inevitablemente se convirtió en uno de los líderes de aquellos hippies que a finales de los sesenta creyeron necesario equilibrar el racionalismo y cientifismo propios de nuestra civilización con el recurso al instinto y lo transcendente (si bien en una forma que huía del dogmatismo institucionalizado de las grandes religiones monoteístas) que llegaban de Oriente.

Ficha técnica:
Título: El gurú tramposo.
Autor: Alan Watts.
Editorial: Kairós.
Edición: primera edición, Barcelona (Spain), enero de 1987 (1974).
Páginas: 113 páginas.
ISBN: 84-7245-166-6

Interesante contraposición entre San Francisco y Los Ángeles.

Ordovás hace una interesante contraposición entre San Francisco y Los Ángeles como centros de donde irradia esta nueva música y el movimiento social que lo acompaña:
La Bahía de San Francisco contaba con Berkeley, una de las universidades más superpobladas de los USA; con Haigh-Ashbury, uno de los barrios más jóvenes y excéntricos; con un puerto internacional de primer orden; con una ciudad abierta a todas las culturas, rica, con grandes parques, con San Bruno, San Mateo, Palo Alto, San José, San Carlos, San Leandro, Mill Valley, Marin County, y toda una interminable serie de pequeñas comunidades de una gran vitalidad cultural y con una diversa y amplia escena folk, que sirvió de base a la creación de un inmenso número de grupos de rock, que nacieron con la expresión propia y característica de la comunidad —Berkeley-San Francisco-Palo Alto— en la que se gestaron. (...)

Los Ángeles, por el contrario, era una ciudad-estudio, no sólo en lo referente al mundo cinematográfico, sino en el apartado de la industria del disco. (...) La ausencia de una universidad cercana con grandes masas revolucionarias, la inexistencia de precedentes musicales y literarios emparentados con la generación beat, y la insolidaridad de los dos grandes grupos culturales y raciales -mejicanos y angloamericanos- de la región, no hicieron de esta ciudad un centro vivo y auténtico de experiencias "enrollantes", sino que la industria se limitó a ir absorbiendo las distintas y sucesivas avalanchas revolucionarias, depurándolas, sofisticándolas y comercializándolas a nivel nacional e internacional, mientras que San Francisco se convirtió en la capital imaginativa a nivel comunitario y vivencial, quedando para Los Ángeles la capitalidad de la industria discográfica de California.

(Jesús Ordovás: pp. 18-20).

Hasta cierto punto, esa diferencia entre ambas ciudades sigue estando ahí. La innovación, creatividad y heterodoxia aún provienen de la zona de la bahía de San Francisco, mientras que Los Ángeles se ha convertido con el paso del tiempo en un claro ejemplo de megalópoli desestructurado, carente de centro y de personalidad propia, caótico magma donde conviven un enorme número de comunidades de lo más diversas sin que pueda encontrarse nada en común, ningún hilo conductor que sea capaz de proporcionarles una personalidad propia.

sábado, 27 de marzo de 2010

A bopper's user guide.

When Cobb Anderson returns to Earth and finds himself (himself?) in the body of a robot, he discovers a note that the boppers left for him:
Dear Dr. Anderson!

Welcome to your new hardware! Use it in good repair as a token of gratitude from the entire bopper race!

User's Guide:

1) Your body's skeleton, muscles, processors, etc. are synthetic and self-repairing. Be sure, however, to recharge the power-cells twice a year. Plug is located in left heel.

2) Your brain-functions are partially contained in a remote super-cooled processor. Avoid electromagnetic shielding or noise-sources, as this may degrade the body-brain link. Travel should be undertaken only after consultation.

3) Every effort has been made to transfer your software without distortion. In addition we have built in a library of useful subroutines. Access under password BE-BOPALULA.

Respectfully yours,

The Big Boppers

(Rudy Rucker: p. 112)

The "library of useful subroutines" includes, among other things, the capability to get drunk by quickly inhaling or exhaling through the right or left nostril of his nose, as well as a special program to make love. There is, of course, also a menu option for self-destruction, just in case he finds himself cornered in a difficult spot. In cases like this, Rucker definitely shows his comic side.

California, tierra prometida.

El fenómeno del rock ácido que surge en California hacia mediados de la década de los sesenta (con todos los demás factores concomitantes: los beatniks, el movimiento hippie, la influencia del orientalismo y el LSD, etc.) no puede entenderse sin conocer también la peculiar naturaleza del estado que lo vio nacer:
Mucho antes de que se descubriera oro en California, pero sobre todo desde entonces (1848), la larga franja de valles, montañas y playas que se extiende desde Oregón a Mejico, se convirtió en sinónimo de "paraíso", creándose toda una leyenda sobre la belleza de sus paisajes, la fertilidad y riqueza de sus tierras, la benignidad de su clima y las casi infinitas posibilidades de realización humana que ofrecían las costas del Pacífico, conviniéndose a centrar en aquellas tierras emigrantes de todos los continentes que, aplicando métodos de explotación racionalizada, convirtieron al antiguo territorio mexicano en el Estado más próspero de la Unión, alcanzando en el curso del siglo XIX, y, sobre todo, después de la Segunda Guerra Mundial, cotas de desarrollo agrícola, industrial y cultural envidiables con respecto al standard occidental.

(Jesús Ordovás: p. 8)

Efectivamente, California siempre ha sido vista por los propios estadounidenses como una especia de tierra prometida dentro de una ya de por sí tierra prometida (los EEUU en su conjunto). La amalgama de culturas que se encuentra en sus tierras ha dado lugar a un boom de innovación, creatividad y espíritu emprendedor que difícilmente podemos encontrar en ningún otro lugar del planeta. No es casualidad que buena parte de los estadounidenses se refieran a California como "the land of nuts and honey" (haciendo hincapié en el doble significado de la palabra nuts, que lo mismo significa nueces o frutos secos, que también puede usarse para referirse a una pandilla de pirados). Sea como fuere, pocos sitios hay en todo el orbe donde se acepte más de buena gana la excentricidad y la heterodoxia en cualquiera de las esferas de la vida. No es casual, por ello, que un movimiento como éste viera la luz precisamente allí, como tampoco es casualidad que tanto la industria cinematográfica como las nuevas tecnologías nacieran en ese mismo estado. El aire mismo de California promueve la herejía, el riesgo y la innovación.