domingo, 28 de marzo de 2010

Interesante contraposición entre San Francisco y Los Ángeles.

Ordovás hace una interesante contraposición entre San Francisco y Los Ángeles como centros de donde irradia esta nueva música y el movimiento social que lo acompaña:
La Bahía de San Francisco contaba con Berkeley, una de las universidades más superpobladas de los USA; con Haigh-Ashbury, uno de los barrios más jóvenes y excéntricos; con un puerto internacional de primer orden; con una ciudad abierta a todas las culturas, rica, con grandes parques, con San Bruno, San Mateo, Palo Alto, San José, San Carlos, San Leandro, Mill Valley, Marin County, y toda una interminable serie de pequeñas comunidades de una gran vitalidad cultural y con una diversa y amplia escena folk, que sirvió de base a la creación de un inmenso número de grupos de rock, que nacieron con la expresión propia y característica de la comunidad —Berkeley-San Francisco-Palo Alto— en la que se gestaron. (...)

Los Ángeles, por el contrario, era una ciudad-estudio, no sólo en lo referente al mundo cinematográfico, sino en el apartado de la industria del disco. (...) La ausencia de una universidad cercana con grandes masas revolucionarias, la inexistencia de precedentes musicales y literarios emparentados con la generación beat, y la insolidaridad de los dos grandes grupos culturales y raciales -mejicanos y angloamericanos- de la región, no hicieron de esta ciudad un centro vivo y auténtico de experiencias "enrollantes", sino que la industria se limitó a ir absorbiendo las distintas y sucesivas avalanchas revolucionarias, depurándolas, sofisticándolas y comercializándolas a nivel nacional e internacional, mientras que San Francisco se convirtió en la capital imaginativa a nivel comunitario y vivencial, quedando para Los Ángeles la capitalidad de la industria discográfica de California.

(Jesús Ordovás: pp. 18-20).

Hasta cierto punto, esa diferencia entre ambas ciudades sigue estando ahí. La innovación, creatividad y heterodoxia aún provienen de la zona de la bahía de San Francisco, mientras que Los Ángeles se ha convertido con el paso del tiempo en un claro ejemplo de megalópoli desestructurado, carente de centro y de personalidad propia, caótico magma donde conviven un enorme número de comunidades de lo más diversas sin que pueda encontrarse nada en común, ningún hilo conductor que sea capaz de proporcionarles una personalidad propia.

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