Hay posiciones que es conveniente mantener cuando se mantienen y que, luego, hay que cederlas —meses más tarde— cuando el compromiso político lo requiere. Toda negociación entraña una búsqueda de aproximaciones, a la vista de las posiciones de los negociadores. Pero los negociadores no suelen ser plenipotenciarios, sino que negocian en calidad de representantes de unos colectivos a los que han de dar explicaciones y tiempo para incorporar los distintos elementos y términos de cada paso de la negociación.
(Chamorro: p. 109)
Sucede demasiado a menudo que olvidamos este pequeño detalle. Los negociadores son siempre representantes de intereses a menudo enfrentados, portavoces de unos colectivos sociales que no siempre han tenido el tiempo necesario de digerir y analizar las circunstancias, por no hablar de sopesar las posibles soluciones. La política real, al fin y al cabo, es siempre bastante imperfecta. No tiene nada que ver con las grandes construcciones ideológicas que algunos piensan. De hecho, en lo que respecta a la política, yo siempre prefiero primar a los valores sobre los esquemas ideológicos sólidos y predefinidos. Me parece que es la mejor forma de no abandonar el mundo de las ideas, pero evitando al mismo tiempo su demoledora tiranía.
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