viernes, 26 de junio de 2009

Cuesta abajo.

...o el poema del perdedor.
Perder es el gesto más noble de la vida.
Pero no hay que engañarse. Sólo quien tuvo pierde.
Perder es por ello un doble triunfo. El desdén
de ahora y el cortejo relumbrante del principio.
Aceptar la miseria tras el oro. Complacerse
en ser nadie, siendo rico. Deshacerse de todo.
Gustar el fango con paladar de príncipe.
(Creadores estériles o reyes en el exilio.)
Pero el verdadero perdedor no es el que busca,
sino el que acepta -realmente- su destino.
Luce lo que no es suyo. Y tiene deudas, alcohólico
y avejentado, como las tenían los jóvenes lords
de hace un siglo. Para comprar diamantes y caballos...
El perdedor nada quiere saber de cuanto amara
(ha puesto con desgana su firma en aquel libro).
Perder es ser otro y ser el mismo. Y vivir
al fin el tirón desgarrado de la carne, que ennoblece
y ensucia. Perder es un último acto de dandysmo.

(Luis Antonio de Villena: p. 98)

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