viernes, 16 de septiembre de 2011

Pintura tántrica: pintura como música.

Interesantes reflexiones acerca de la pintura tántrica y su conexión con la pintura abstracta:
La pintura tantra se tiene que ver, por tanto, como un medio para entrar en un cierto estado mental. Es un arte que tiende, como pedían Lessing y Walter Pater, al estado de la música; un arte abstracto como la música, que no usa la forma y color para contar una historia, representar una escena o evocar un símbolo, sino que los emplea en toda su puerza, por el efecto que la vibración luminosa electromagnética producirá en el cerebro. Se ha dicho que la música es el lenguaje de las emociones. Los pintores abstractos de nuestro siglo han querido descubrir el lenguaje visual de las emociones; muy pocos lo han conseguido, quizás Picasso y Bacon. Pero así como el expresionismo abstracto occidental evoca las emociones de angustia, protesta o alienación, que corresponden a nuestra crisis cultural, las formas y colores abstractos de los tantras van dirigidos a provocar las emociones del disfrute erótico y de la energía vital. Quizás una de las cosas que ayudarían a superar el impasse cultural sería el yoga del sexo: pasar del cogito al coito.

(Luis Racionero: Filosofías del underground, p. 122)

Está en lo cierto Racionero. En eso consiste precisamente el proyecto de la pintura abstracta contemporánea: expresar las emociones de la misma forma que lo hace la música, es decir, de manera intemporal, etérea y, paradójicamente, indeleble. ¿Acaso no asociamos automáticamente ciertas canciones a unos determinados estados de ánimo y experiencias que tuvimos en el pasado? Ese es el poder de la música. Reproducirlo en pintura es, sin duda, un reto de enorme envergadura en el que la mayoría de artistas fracasa estrepitosamente.

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