lunes, 29 de agosto de 2011

Filosofías irracionales

Racionero no pierde el tiempo y entra ya en definiciones desde la primera página:
Si de algún modo pudiera caracterizarse el multiforme espectro de filosofías que inspiran el underground, su concepto unificador sería el de filosofías irracionales. Todas ellas, subjetivas u objetivas, tienen unos supuestos de partida distintos del racionalismo, ninguna acepta los métodos de conocimiento ni los axiomas del pensamiento racional. Esto no quiere decir que sean incoherentes, absurdas e inútiles; por el contrario, pueden ser tan estructuradas, eficaces y consistentes como el racionalismo: los libros de Carlos Castaneda son una prueba de ello. Son, sencillamente, otros métodos de conocimiento, otras formas de amor a la sabiduría distintas del racionalismo. Nótese: esto no es un libro contra el racionalismo, sino contra el monopolio racionalista de las formas de conocimiento, que radicaliza el racionalismo hasta convertirlo en un modo de autoritarismo mental.

Todas estas filosofías irracionales se parecen en una cosa: no buscan la verdad, sino una experiencia psicológica; no pretenden concatenar argumentos para deducir otros argumentos, sino que buscan un estado de ánimo, una fusión del concepto mental con el estado físico del cuerpo que lleve a un estado psicosomático nuevo. Este estado al que propenden las filosofías irracionales se puede connotar por las palabras energía, vitalidad, placer, gozo, serenidad. El objetivo de estas filosofías es algo que no se demuestra por argumentaciones, sino que se evidencia por experiencias. Tampoco tiene esto nada que ver con irracionalismos del tipo de nazis, stalinistas o testigos de Jehová. Es un irracionalismo basado en las grandes tradiciones filosóficas no socráticas. Su reivindicación se debe al fracaso de la filosofía racionalista para dar un propósito a la sociedad y unos valores que subordinen los medios tecnológicos a los fines humanos, lo cual ha llevado a la generación actual a la búsqueda de otros métodos de utilización de lamente distintos del racionaismo. Esta búsqueda cristalizó, en las condiciones objetivas favorables de la década de los sesenta, en un movimiento de amplia repercusión cultural que se ha dado en llamar el underground.

(Luis Racionero: Filosofías del underground, pp. 9-10)

Hay que andarse con mucho cuidado con esto de mantener posturas irracionalistas. Racionero afirma que poco tiene que ver la actitud del underground con nazismos, estalinismos y fundamentalismos religiosos. Cierto. Pero, no obstante, en el momento de criticar el racionalismo desde posturas irracionalistas siempre se cae en el riesgo de caer en el extremo opuesto. Y es que, como de costumbre, los extremos se tocan y son ambos igualmente peligrosos. El objetivo debiera ser encontrar el sabio punto medio, que es precisamente lo que se proponía la contracultura entendida en su sentido original (esto es, como esfuerzo por equilibrar la cultura, que no por llevarle le contraria). Conviene tener esto siempre bien presente. Los excesos del irracionalismo pueden ser tan feroces como los del racionalismo, y de nada valdrá salir de las fauces del lobo para meternos en las del león.

En todo caso, encontramos aquí, en la cultura underground de los años sesenta, las bases del relativismo contemporáneo que después de extendería por todas las sociedades desarrolladas en forma de postmodernismo, para bien y para mal. Siempre he pensado que no está de más un sano relativismo (de la misma forma que siempre se agradece un cierto escepticismo), pero sin llevarlo al extremo de afirmar el todo vale que parece haberse adueñado de nuestras sociedades desde la década de los ochenta. Volvemos así a lo que mencionaba antes: la sensatez del sabio punto medio, una vez más. El relativismo absoluto no conduce sino a la decadencia cultural y civilizatoria, pero no por ello debemos rechazar necesariamente sistemas filosóficos irracionales que pueden contribuir a mejorar la vida de muchos individuos e incluso de sociedades en su conjunto, aunque sólo sea haciendo de contrapeso al economicismo y racionalismo imperantes.

No hay comentarios: