viernes, 11 de julio de 2008

Creencias de los árabes antes de la aparición del Islam.

Al poco de empezar el libro, tuve que señalar el siguiente párrafo con un signo de interrogación, pues no estaba seguro de qué hablaba Mendoza:
Como todos los nabateos, adoran a Hubal, a quien a veces llaman también Alá, y a las tres hijas de éste, que también consideran diosas, aunque de menor rango. Rezan todos juntos al empezar y al acabar el día, postrándose en la dirección en que, según sus cálculos, está Jerusalén.

(Mendoza: p. 10)

Poco después de leer esas líneas, observé que la novela incluye también unas notas aclaratorias al final en las que el autor nos advierte de que, si bien la historia es claramente ficticia,

...buena parte de los hechos que se mencionan provienen de escritos o tradiciones antiguos, algunos de los cualos señalo ahora por desea conocerlos el curioso o el aficionado a estos temas.

(Mendoza: p. 187)

Sin saber con total seguridad si Mendoza está en lo cierto respecto a este tema, me parece interesante observar, no obstante, cómo las religiones se han ido adaptando a las creencias que ya existían en aquellas sociedades donde se han ido extendiendo e imponiendo gradualmente. Se trata de un comportamiento sin duda muy humano, algo que siempre ha caracterizado a todas las sociedades, pero que a menudo olvidamos cuando hablamos de las diferentes religiones (sobre todo las monoteístas) como si se tratase de corpus ideológicos monolíticos.

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