martes, 18 de agosto de 2009

Breve selección de haikus.

Ahí quedan otros cuantos ejemplos de la maravillosa simplicidad lacónica del haiku:

Lo simple y delicado, aunque bello:
Revolotea
la mariposa amarilla
sobre el agua.

(Masaoka Shiki: Haijin: p. 33)

Lo efímero de la belleza en toda su fragilidad:
La camelia,
plenamente florecida,
es ya fea.

(Takahami Kyooshi: Haijin, p. 37)

La ternura de la pareja de recién casados:
Primavera
junto a la almohada.
Mi esposa apaga la luz.

(Hino Shoojoo: Haijin, p. 43)

También lo cómico y ligero tiene lugar en la poesía del haiku:
Si a la luna llena
le ponemos un mango:
¡qué buen abanico!

(Yamazaki Sookan: Haijin, p. 49)

Preciosa imagen de soledad nocturna:
Noche de luna.
Sale el grillo
y canta en la piedra.

(Chiyojo: Haijin, p. 76)

Y, por último, la crudeza del gélido invierno:
¡Esta será
mi última casa!
Metro y medio de nieve.

(Kobayashi Issa: Haijin, p. 98)

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