Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,te pareces al mundo en tu actitud de entrega.Mi cuerpo de labriego salvaje to sacavay hace saltar el hijo del fondo de la tierra.(...)Pero cae la hora de la venganza, y te amo.Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!(Pablo Neruda: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, p. 11)
Comenzamos con fuerza.
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