viernes, 2 de julio de 2010

Retazos de cierto realismo mágico.

A pesar de toda la negritud que contienen muchos de estos relatos que se recopilan en la obra, también nos encontramos con ciertos retazos de realismo mágico que casan muy bien con la mentalidad de la narradora, una niña:
Trepo a un árbol que se yergue en la linde del prado, pero que podría estar perfectamente en el centro del pueblo, si es que no lo está. Me agarro firmemente a una de sus ramas con ambas manos y miro la iglesia del pueblo vecino, en cuya escalinata exterior una mariquita se limpia el ala derecha sobre el tercer peldaño.

(Herta Müller: En tierras bajas, p. 104).

Son momentos como éste los que le haven sonreír a uno y hacen sin duda meas llevadero el resto del libro, tan cruel, tan negro, tan deprimente en su tono y contenido. Pese a todo, se trata de una buena obra. Eso sí, una obra que refleja bien a las claras un mundo sin esperanza, frío y desolado como se imagina uno la Rumania de Ceausescu.

No hay comentarios: