domingo, 21 de agosto de 2011

Desacralización y mundo moderno.

Una pregunta que guió toda la obra de Mircea Eliade:
¿Por qué, a medida que pasan los años, el mundo tiende a desacralizarse ante nuestra mirada?

(Antonio Colinas: Tratado de armonía, p. 42)

A nadie se le oculta que, efectivamente, la desacralización forma parte intrínseca de la Modernidad. La cuestión en plantearse si lo que ha dado en llamarse postmodernidad tiene la fuerza suficiente como para contrarrestar esos efectos o, por el contrario, como mantienen otros, no es sino una extensión de la Modernidad (de ahí, por cierto, su nombre). En cualquier caso, la desacralización del mundo es evidente. Y nótese, por cierto, que Colinas no se refiere al mero retroceso de las creencias religiosas, sino más bien al fin del misterio, de la poesía, de lo simbólico. En los últimos siglos hemos ido sustituyendo todo ello por la rutina, lo racional, lo empírico y cotidiano. Ahí hunde sus raíces el malestar contemporáneo.

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