jueves, 11 de agosto de 2011

"Balada de las noches bravas": bien, pero sin pasarse

En conclusión, Baladas de las noches tristes está bien. Se disfruta con su lectura, siempre y cuando uno prefiera más las novelas de "alta literatura" o "literatura seria" que la de best sellers. Si uno prefiere los libros que se leen como películas, donde la acción transcurre a velocidad vertiginosa y siempre hay algún misterio que resolver, el libro de Ferrero se quedará corto. No hay por qué hablar bien de lo uno y denostar lo otro. Simplemente estoy haciendo una advertencia para los distintos tipos de lectores que hay ahí fuera. Es más, incluso para quienes disfrutan con la literatura con pretensiones más artísticas (por contraposición a la que solamente aspira a entretener), este libro de Jesús Ferrero puede quedarse corto. Definitivamente, no llega a estar a la altura, creo, de obras anteriores como Opium o Bélver Yin. Aquellas otras novelas tenían una cierta sensualidad que, aunque presente en esta otra, no llega a adquirir forma. Balada de las noches tristes casi se lee en ocasiones como la larga (quizá demasiado larga) historia de un grupo de chavales más o menos afortunados en comparación con la mayoría de españoles en aquella época tan gris del tardofranquismo que no hacen sino dar bandazos de un sitio a otro sin dirección alguna y perder el tiempo en devaneos propios de quien tiene mucho tiempo entre sus manos. Sé que suena duro, pero es así.

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