sábado, 20 de agosto de 2011

Sobre el origen divino de la mujer.

Colinas también deja entrever, junto a las reflexiones místicas que predominan en este libro, su parte más secularmente poética, como en el siguiente canto a las virtudes de la mujer:
A veces, la mujer es ese resquicio por el que el mundo deja ver su carácter divino. El cuerpo de la mujer a nuestro lado o entre nuestras manos; el buen oro de lo misterioso fundido y solidificado, el Sueño cristalizado, la prueba de la sacralidad del mundo.

(Antonio Colinas: Tratado de armonía, p. 23)

La mujer como ideal, como materialización de lo divino en este mundo corporal y desacralizado, algo que conecta directamente con el ideal romántico y éste, a su vez, con la tradición de amor cortesano de los trovadores renacentistas. ¿Se trata, sin embargo, de un estereotipo machista? O, por el contrario, ¿a lo mejor somos nosotros quienes, a fuer de modernizaciones, hemos dado la espalda a un mundo donde todavía existía el encanto? Seguimos haciéndonos la pregunta.

No hay comentarios: